Recuerdo de niño cuando salía al supermercado o al centro comercial con mi Papa o mi Mama solía irme corriendo por toda la tienda, sin ningún rumbo, pero eso si, siempre de reojo trataba de no perderlos de vista y cuando quería que me compraran algo de la tienda, algún juguete o alguna chuchearía, me paraba a ver los artículos en los estantes y era así cuando los comenzaba a perderlos de vista. Y volvía en si de mi emoción por los juguetes y me comenzaba a preguntar: Donde están mis papas?
Me olvidaba de todo lo que traía en las manos y comenzaba a buscarlos, pero ya con lagrimas en los ojos y corriendo, pero ya no en busca de mi juguete, si no en busca del calor de mis padres, de su cercana presencia y cuando comenzaba a escuchar a lo lejos su voz y conforme me iba acercando a ellos, su voz la escuchaba mas clara y mas fuerte se comenzaba a tranquilizar mi corazón y al verlos de lejos, mis lagrimas comenzaba a cesar, llegaba a ellos y lo primero que me preguntaban: Pues donde andabas? Ya no me importaba el regaño, por que por fin había encontrado lo que andaba buscando: La compañía de mis papas, comenzaba a sentir un alivio en mi corazón y mi tristeza se convertía en alegría...
Cuantas veces nos hemos apartado de Dios corriendo sin rumbo en busca de un "Juguete" y lo comenzamos a perder de vista y el sonido de su voz se va diluyendo conforme nos vamos alejando.
Y pensamos: Tal vez Dios me ha dejado de amar o se ha olvidado de mí, pero no es así. El amor de Dios para con nosotros nunca se terminara y nada nos podrá separara de su Amor.
Es más, cuando creemos estar lejos de Dios. El esta mas cerca que nunca de nosotros...
Rom 8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Rom 8:36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.
Rom 8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Rom 8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, Rom 8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
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