En el año 520 a.C. Dios levanto un profeta de nombre Hageo cuya tarea era alentar al pueblo Judío a reconstruir el templo de Dios y renovar haciendo un culto más vigoroso, ya que el templo de Dios se encontraba en ruinas. El pueblo de Dios alegaba que todavía no era el tiempo de ir a reconstruir el templo y Dios habla por medio de Hageo :Hag 1:2 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.
Pero eso si, el pueblo de Dios vivían en casas "lujosas" y muy cómodamente olvidándose del templo de Dios.
El apóstol Pablo dice 1Co 3:11-16 que somos el Templo del Espíritu Santo y que el fundamento es Cristo y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
Hageo exhortaba al pueblo de Dios que meditaran bien sobre sus caminos por que sembraban mucho pero recogían poco, comían y no se llenaban, bebían y su sed no quedaba satisfecha, vestían y no se calentaban y el sueldo que les pagan no les alcanza para nada. Hag 1:6
Cuantas veces sembramos una y otra ves en nuestra relación como esposo (a) como hijo (a) evangelizando y no vemos la cosecha, nos alimentamos mas en las filosofías del mundo, mas que en la palabra de Dios y queremos saciar nuestra sed de Dios con emociones o sentimientos pasajeros, nos vestimos de vanagloria y no nos calentamos y las bendiciones de Dios pasan pero no las alcanzamos.
Meditemos en nuestros caminos por que tal vez nuestra vida espiritual esta en ruinas y es tiempo de Dios de reconstruirla.